Cargar con un tarrito de un ungüento que huele rico no es una cosa nueva. En el antiguo Egipto creían que los perfumes sólidos, además de ayudar con el olor, tenían propiedades curativas. Lo de los poderes curativos no lo sabemos con seguridad pero de lo que sí estamos seguras es de que hacer perfumes sólidos nos encanta. El proceso, que es muy fácil, da lugar a la experimentación, a la individualidad y a la creatividad.
Si estás cansada de oler como todo el mundo o si te parece que los perfumes líquidos son muy fuertes o difíciles de cargar, esta alternativa barata y práctica te gustará. Alista tus materiales y haz tu propio fragancia portátil.
- Ralla un bloque de cera de abejas. Nosotras casualmente encontramos un rallador miniatura pero tú puedes hacerlo con un cuchillo, si quieres.
- Calienta agua en una olla y pon el recipiente con la cera adentro para que se derrita al baño María.
- Cuando veas que la cera ya está derretida, sácala de la olla y revuélvela para deshacer cualquier grumo que haya por ahí.
- Agrega una tapita (o una cucharadita) de aceite de almendras.
- Después, agrega al menos 20 gotas de aceite esencial de lavanda. Si quieres que el olor sea más fuerte, agrega más gotas.
- Con una espátula, pon tu mezcla en un recipiente y déjala secar. Cuando tenga una consistencia parecida a la de la cera inicial, podrás untar un poco del perfume detrás de tus orejas, en tu cuello o en tus muñecas.
¡Y ya! Como puedes ver el proceso es muy rápido y en poco tiempo podrás tener tu perfume sólido. Puedes hacer varios perfumes con diferentes aceites esenciales (jazmín, rosa, eucalipto, sándalo, naranja) y usar el que quieras dependiendo de cómo te sientas cada día. O incluso puedes experimentar y combinar varias fragancias en un solo recipiente. Haz de cuenta que eres la protagonista de El Perfume (pero sin lo de asesinar personas) y empieza tu propia fábrica de fragancias personalizadas.
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