Esta sopa la he hecho dos veces: un día en el que teníamos mucha hambre y poca plata y otro día en un paseo. Las dos veces recibí aplausos de Juliana y de María Alejandra porque es una receta rica y llenadora (no sé si esa palabra exista pero eso es lo que esta sopa es). Los ingredientes, como siempre intentamos en ideario, no son nada del otro mundo y les juro que la combinación de todos es una cosa que dan ganas de llorar de la felicidad.
PARA LOS TOPPINGS
- Cocina una pechuga de pollo con un cubo de caldo de gallina y sal al gusto. No botes el caldo porque te servirá para preparar la sopa. Cuando esté lista, desmenúzala y ponla en un bowl.
- Parte un aguacate en cuadritos. Échale sal y limón para que no se ponga negro mientras alistas los demás ingredientes.
- Vierte el contenido de dos latas de maíz tierno en un tazón.
- Raya o corta en tiritas queso mozzarella o doble crema hasta que llenes un plato (o dos, realmente con el queso puedes excederte porque mucho queso nunca es suficiente queso).
- Alista los nachos para darle un toque crujiente a la sopa.
PARA LA CREMA DE TOMATE
(En esta parte necesitas 2 tomates por persona)
- En una olla pon a hervir agua y agrega los tomates.
- Cuando estén cocinados (o sea, cuando la piel empiece a separarse), sácalos y quítales la piel.
- En una licuadora, agrega una taza de caldo de pollo caliente (es el agua en la que previamente hicimos la pechuga) y los tomates. Licúa todo.
- Vierte en una olla la mezcla licuada más otras dos tazas de caldo. Agrégale un pocillo de leche y deja cocinar por un rato a fuego lento mientras revuelves constantemente.
- Finalmente, ponle sal y pimienta al gusto.
- Échale todos los toppings encima y disfrútala.
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