Por: Laura Camila
Ilustraciones: Susana Velasco
Desde los 12 años le he causado mini-infartos a mi mamá porque me encanta hacerme cosas en el pelo. A esa edad uno no toma las mejores decisiones entonces hice cosas como pintarme el pelo con papel crepé hasta raparme la mitad de la cabeza, todo porque «el pelo crece» y me aburría de verme siempre igual.
Cuando empecé a crecer, mi pelo dejó de hacerlo así que casi me vuelvo loca buscando la solución. Tomé biotina, fui al dermatólogo, dormí con trenzas… pero lo único que realmente me sirvió fue la Emulsión de Scott.
El error que cometemos casi todas las personas que buscamos que el pelo crezca es creer que va a pasar milagrosamente y que al día siguiente de aplicarnos cualquier tratamiento vamos a amanecer con el pelo de Rapunzel. Resulta que para que el pelo crezca, debe estar nutrido e hidratado. Eso no solo lo conseguimos con tratamientos y aceites, sino absteniéndonos de usar la plancha todos los días, cuidándolo del sol, despuntándolo y no lavándolo todos los días.
La Emulsión de Scott tiene un ingrediente estrella: el aceite de hígado de bacalao que le aporta a nuestro pelo vitamina A, D, calcio, fósforo y omega 3. Básicamente lo nutre al máximo y por lo tanto, sella las fibras del pelo y estimula su crecimiento. Es un empujoncito que le podemos dar a nuestro pelo para que no se estanque.
Lo que hago es embadurnarme el pelo de raíz a puntas y ponerme un gorro de baño. Si no tengo gorro, me tomo una bebida caliente y así, con el calor, la emulsión penetra más el cuero cabelludo. Lo dejo más o menos dos horas, me baño muy bien con dos tandas de champú para quitar el olor, termino con acondicionador y voilà.
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