Por: Juliana Abaúnza
Tal vez es la nostalgia hablando pero crecer en los 90 fue una maravilla. Hay muchas razones con las que podría argumentar esa aseveración pero una de las más importantes era el pelo. Había tantas pendejadas que uno se podía hacer: maripositas, dreads falsos, dos mechones al frente, una cabeza llena de bollitos, entre muchas otras cosas.
Hoy precisamente revivimos una de esas tendencias noventeras que nos encantaban: el zig zag. Parece que en esta época nadie le para bolas a cómo se parte el pelo. Todo el mundo hace una línea semi-recta por la mitad o al lado. El zig zag, en cambio, requiere un poquito más de esfuerzo pero vale la pena.
A Natalie le hicimos un zig zag grandote y bien definido. Lo hicimos con una peinilla delgadita, de esas que en lugar de mango tienen es un palito metálico. Este tipo de «carrera» enmarca la cara y le da vida a cualquier peinado. Es muy chévere porque de frente se ve normal pero si uno lo mira desde distintos ángulos, lo va descubriendo.
Si quieren llevarlo al siguiente nivel, pueden hacer lo que hicimos nosotras: echarle escarcha. «¿Están locas?», puede ser una pregunta que se estén haciendo en este momento desde sus casas. La respuesta es: no. La clave fue que usamos un delineador escarchado y no escarcha de esa que se usa para manualidades en el colegio. El delineador es mucho más fácil de quitar y le da brillo al zig zag, por si lo quieren usar en una noche de fiesta.
Por otro lado, a Laura le hicimos un zig zag más discreto, menos definido y más chiquito. Esta forma de partir el pelo tiene muchos beneficios. Primero, hace que el pelo no se le venga a uno a la cara pero tiene mucha más gracia que sencillamente partirlo por la mitad. Segundo, se ve mucho más natural que el zig zag ultra-definido. Tercero, que creo que es el factor más importante, crea volumen instantáneamente.
Este zig zag chiquito es la solución perfecta para levantar el pelo desde las raíces y darle vida al cráneo. Si, además, lo acompañan con algo que generalmente es aburrido como una colita de caballo baja, lograrán que el look completo sea más llamativo y no se vea tan serio. Sabemos que las estrellitas llevan lo de «no-tan-serio» a otro nivel para el que tal vez no todas estén preparadas; no tienen que ponérselas, son solo decoración.
Inténtenlo. Tomen su peinilla más cercana, escuchen la canción más noventera que se les ocurra y zig zagueen hacia la felicidad.
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