Por: Laura Camila
Ilustraciones: Susana Velasco
Recuerdo que cuando era pequeña, mi mamá le compraba todos sus productos de belleza a una amiga suya que vendía por catálogo. Por eso, en mi cabeza ese tipo de ventas están inevitablemente relacionadas con algo de mamás. Pensaba «a la gente joven no le gusta eso».
A medida que fui creciendo, surgieron más marcas que usan ese mismo modelo y al mismo tiempo, veía cómo esos productos eran discriminados por gente joven que incluso se burlaba de las personas que decidían tener este trabajo.
En los últimos dos años he probado muchos productos de belleza que hacen sus ventas a través de una revista, especialmente los de Natura. La verdad, los primeros los compré sin mucha fe, diciendo «bueno, son baratos, si salen malos lo que pierdo son 20 mil pesos», pero me dieron una grata sorpresa. Me pregunté: ¿en qué momento creí que eran malos si nunca los había probado? Si no hemos probado algo, ¿por qué hacerle mala publicidad?
Entonces, acá les doy cuatro razones importantes para dejar los prejuicios y empezar a considerar los productos que venden en las revistas:
- Además de ser productos de buena calidad (8 de 10 productos que he comprado, me han resultado muy bien), se ajustan muy bien al bolsillo; hacen muchas promociones, le enciman a uno regalos por compras de ciertas cosas, etc.
- No sé ustedes pero yo soy de las que prefiere leer un libro en físico que uno digital. Casi no puedo comprar ropa por internet porque me da mucho estrés no poder medirme todo. Bueno, pues algo así me pasa con las ventas por catálogo. Son un punto medio entre la compra por internet, metida en las cobijas en pijama, e ir a una tienda a ver todos los productos en vivo. Los vendedores tienen muestras de los productos para que uno los conozca y si encuentran un distribuidor en su oficina o en su barrio, no tienen que complicarse yendo a una tienda. Solo miran la revista, preguntan por lo que les interesa, lo prueban y listo.
- Hay cosas para TODO el mundo; los productos están segmentados por edad, tipo de piel, gustos de texturas, olores, colores, etc. Yo creo que cualquier persona, no importa cómo sea, puede abrir una revista de estas y encontrar algo que responda a sus necesidades.
- Cuando uno compra por catálogo está ayudando a alguien que no le alcanza un solo trabajo, que no puede tener un trabajo full time porque tiene otras ocupaciones o que simplemente quiere tener una entrada adicional de dinero. Según la Asociación Colombiana de Venta Directa (Acovedi), más de 14 mil personas están empleadas en este sector y además 1 millón y medio de personas reciben una entrada extra gracias a las ventas por catálogo. Entonces, ¿por qué no contribuir a estas estadísticas y parar un poco de hacer más millonarias a las multinacionales?
Yo he probado tratamientos para el pelo, maquillaje, cremas para el cuerpo y la cara, etc. No todo lo que uso lo compro por catálogo, de hecho son pocas cosas en comparación con lo que compro en tiendas, pero le quité ese estigma infundado a las ventas por catálogo y hoy les quiero hacer la invitación a que no discriminen más esos productos y mucho menos a las personas que los venden.
Si nunca han comprado nada por ahí, dense la oportunidad de probar. Quién sabe, de pronto encuentran su champú favorito o el nuevo labial que no pueden sacar de su cartera.
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