Sí se puede superar la adicción a la plancha

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Por: Laura Camila
Ilustraciones: Susana Velasco

Mi adicción a la plancha empezó cuando tenía más o menos 12 años. Mi mamá y mi hermana se cepillaban el pelo con secador todos los domingos y, de paso, yo también. Me encantaba cómo se veía el pelo así, no tenía que preocuparme por peinarme en toda la semana. Luego la plancha se puso de moda, mi hermana compró una y yo la usaba, después rogué en mi casa para que me compraran una (todavía tengo esa misma porque ya ni la uso). Me planchaba el pelo todos los días, de los 14 a los 19 años más o menos, no importaba si estaba limpio, sucio; si tenía sueño, si no iba a salir, me lo planchaba igual. ¿Por qué? Porque no soportaba ver mi pelo sin planchar.

Ya les he contado en otros posts que cuando era joven e irreverente le hice mucho daño a mi pelo; me lo corté y maltraté de mil formas, por ponerme creativa estanqué su crecimiento. Luego, cuando empecé a investigar y a probar cuanta cosa, me di cuenta de que lo único que necesita el pelo para crecer y estar saludable es amor; ahí descubrí que la emulsión de Scott es milagrosa y otro montón de cosas que han hecho que ahora ame mi pelo y lo cuide como un tesoro. En ese proceso, la rehabilitación de la plancha fue protagonista, porque sí, plancharse el pelo es una adicción.

Y como con cualquier otra adicción, cuando quise dejar de depender de la plancha para que mi pelo me gustara, me di cuenta de que no era tan fácil. Mi pelo ya se había acostumbrado a la plancha, ya estaba completamente dañado y la única forma de que se viera bien era planchado, de lo contrario, parecía que me hubiera electrocutado de la cantidad de frizz que tenía, además de puntas abiertas y cero brillo.

Los días que intentaba dejar de planchármelo, me sentía la mujer más fea del mundo, incluso cuando mis amigos y mi familia me decían «te ves mejor con el pelo sin planchar». Hasta que un día, me planché el pelo y sentí literalmente cómo se chamuscaba. El sonido de los pelos rostizados en la plancha era la voz de mi pelo diciendo «¡auxilio!», así que paré.

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Cuando pensaba «bueno, ya me dejé de planchar, lo que sigue es calvearme», conocí el maravilloso mundo de los tratamientos, las mascarillas y los aceites. Superé mi adicción a la plancha y sé que ustedes también pueden hacerlo. Entonces acá les dejo algunas revelaciones y tips para que se animen a despedirse por un tiempo considerable de la plancha.

  • No será fácil y no verán los resultados en poco tiempo. Dependiendo del nivel de uso que hayan hecho de la plancha y de qué tan severa sea su adicción, la recuperación de su pelo tardará más o menos tiempo. Tienen que reconciliarse con esa idea porque no hay tratamiento que repare el pelo de la noche a la mañana (además de raparse la cabeza como Britney).
  • Las trenzas son sus mejores amigas. Para no sufrir por el frizz que se salía de control en los días que dejé de usar la plancha, yo me hacía trenzas y me sentía muy cómoda. Para potenciar los efectos, me echaba un poquito de aceite de almendras y luego sí me hacía la trenza.
  • Córtense las puntas. A lo que yo más me rehusaba cuando entre en rehabilitación era a cortarme el pelo. La gente me decía «córtate las puntas que así te crece más» y yo «jamás, my precious». Así estuviera horrible, no sé por qué no quería cortármelo. Pero cuando lo hice, fue como renacer, en serio. Hay pelos que ya fallecieron y por más tratamientos que nos echemos, no se van a recuperar, entonces mejor podar esos pelos dañados y volver a empezar de cero.
  • Denle amor a su pelo. Dejar de usar la plancha no es suficiente. Si solo hacen esto, a los 3 días van a recaer porque su pelo va a parecer una escoba. Al menos dos veces a la semana, dedíquense a cuidar su pelo; háganse tratamientos, mascarillas, lo que sea. Lo que a mí más me funcionó fue nutrir las puntas, entonces échense aceite de coco, de almendras, de oliva, aguacate… todo lo que las repare para que el pelo pueda crecer sano.
  • Encuentren alternativas de peinado. Una de las cosas que me parecía más difícil de no plancharme el pelo era «¿Y ENTONCES CÓMO ME VOY A PEINAR?». Las trenzas básicas eran una opción para el día a día pero no iba a ir con la misma trenza a una fiesta o a un matrimonio, entonces encontré otras alternativas; recogidos, moñas, cebollitas, de todo. Aquí pueden encontrar muchas opciones de peinados que hemos hecho en el Blog, para que se inspiren y guarden la plancha bajo llave.

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Lo bueno de superar la adicción a la plancha, no solo es tener un pelo bonito. Más allá de eso, es no depender de algo externo para sentirse bien. Que se nos pueda hacer tarde con confianza, poder salir sin maquillarnos y sin arreglarnos el pelo, e igual sentirnos bien.

No quiere decir que tengan que vetar la plancha de sus vidas o que tengan que botarla apenas lean este post (de verdad no la vayan a botar). Claro que si quieren hacerse ondas, verse diferentes y alisarse el pelo la pueden usar, solo que mientras superan su adicción es mejor que no la vean en un tiempo prudente. Yo que me acuerde, la dejé de usar por completo 2 meses.

Cuéntennos en los comentarios o en nuestro Instagram: @idearioblog, si ustedes son adictas a la plancha o al secador. Y si deciden entrar a rehab, acá tendrán 5 mujeres que las apoyan incondicionalmente.

 

 

3 respuestas a “Sí se puede superar la adicción a la plancha”

  1. Nosotras necesitamos utilizarlas menos. ¡Gracias por tus tips! 😉

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  2. Cuesta recuperar el pelo, siempre me quejaba de que no me crecía y la razón era porque no lo cuidaba, nunca me lo cepillaba, salía con el pelo mojado en climas horribles para el cabello. Comencé a cuidarlo y paf, comenzó a crecer, estar brilloso, y con forma. A superar las malas adicciones del cabello y paciencia

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  3. […] como plancharse el pelo todos los días es una adicción, lavárselo todos los días también. En cuarentena, algunas quieren bañárselo […]

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