Bueno, idearias, ya vamos una semana de este diario de cuarentena y más de dos de aislamiento en Colombia. Esperamos que estén bien y que se estén cuidando; sabemos que no son tiempos fáciles pero sea como sea que se lo estén tomando (siendo proactivas, durmiendo todo el día, llorando, como sea), queremos que no se sientan solas. Por eso, hoy, así como los días anteriores, venimos con 3 posts que tal vez las distraerán o les darán alguna idea para hacer algo durante estos días.
1. VIVIR CON CANAS: ¿TRAGEDIA O ALEGRÍA?
Hace casi dos años publicamos uno de nuestros posts favoritos, este en el que hablamos de qué es vivir con canas. Abrimos nuestro buzón para que ustedes mismas nos contaran sus experiencias y hubo espacio para todo: las que las odian, las que las aman, y las que están resignadas. Ninguna de esas posiciones está bien o mal, cada una vive su vida y su cuerpo como mejor le salga, pero esperamos que al leer esos testimonios se sientan identificadas con alguna y sepan que no son las únicas que se sienten así.
¿Amamos el plátano y si fuera legal casarse con un alimento nos casaríamos con él? Claro que sí. Y como María Alejandra es una de sus más grandes fans, escribió esto para ustedes. Esperamos que se antojen de hacer esta receta de aborrajados que no solo es facilísima sino baratísima. Sus panzas y sus bolsillos van a quedar muy felices.
3. CÓMO DEJAR DE SER ADICTAS AL CELULAR
Laura Camila escribió este testimonio conmovedor de una adicción que no le ha jodido la vida de una forma muy dramática pero sí constante: su adicción al celular. Durante estos días de aislamiento social y de fake news, es fácil caer en el agujero negro de estar pegada al aparato todo el día y aunque no crean, eso tiene consecuencias no solo en su estado físico (cansancio, dolores de cabeza, problemas de cuello), sino en su estado mental también.
Entonces, anímense a leer estas señales para identificar si son adictas al celular; y si lo son, tranquilas, que ahí mismo Laura les da consejos sobre cómo pueden, con pasos pequeños, ir despegándose poco a poco. La idea no es que se vuelvan monjes sin acceso a la tecnología, pero sí que sean más conscientes de cómo invierten su tiempo y en qué.
¡Eso es todo por hoy!
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